El voyerista
Por Alfredo Guzmán
A 500 años de que España nos invadió, nos conquistó, despojó de toneladas de oro y plata, del penacho de Moctezuma, le quemaron los pies a Cuauhtémoc, violaron a la Malinche y abusaron de las indígenas, procreando lo que ahora se identifica como mexicanos chirundos, y no ofrecer disculpas, Andrés Manuel López Obrador (Amlo), presidente de México, nos convoca a prepararnos para la guerra contra ese país Neoliberal.
Ante un escenario que nunca se hubiera imaginado el presidente de los mexicanos, derivado de que perdió el hilo para establecer la agenda, las evidencias que empiezan a surgir sobre la posible corrupción de su hijo, a cambio de vivir un año en una residencia de primer mundo, o sea migajas, pues ni siquiera se la regalaron, hoy lanza una bomba de humo diplomático, para distraer la atención de la crisis que le genera la corrupción de sus familiares.
El presidente de México, buscando explotar el nacionalismo patriotero de los mexicanos, prepara el rompimiento de relaciones con España y busca desviar la atención del dolor de cabeza que le genera la expectativa de que su hijo, sea responsable de tráfico de influencias, a cambio de gozar de unas vacaciones por todo un año en una residencia de ensueño.
Y se le caiga su teatro, de que su lema principal es luchar contra la corrupción, cuando ésta está dentro de su familia, amigos y líderes de Morena.
Hay quien establece que fue detenido para evitar llegara al palco presidencial y jalar del cordel, que sujeta el badajo de la campana libertaria de Hidalgo, que cuelga del palacio de Gobierno, en pleno zócalo de la Ciudad de México y con ello convocarnos a coger gachupines.
Voy a esperar se concrete como marca la ley, la proclama, para cobrar agravios y no lanzarme como el Borras desde Chilpancingo, armado de mi onda, con piedras picudas y con ello, emular a David, contra Goliat. Para evitar llegar al zócalo capitalino y exhibirme como despistado y ser burla de mis compas chilangos.
Mientras esto ocurre, surgen evidencias en los Estados Unidos, por supuesto, porque en México, hay silencio, de quién era y qué hacia el empresario tamaulipeco, Sergio Carmona Angulo asesinado en Nuevo León, sobre su función de operar en favor de partidos políticos.
La primera evidencia establece una relación con el Partido Acción Nacional (PAN) en Tamaulipas y luego con el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las 15 elecciones del 2021, donde según el FBI, aportó más de 500 millones de pesos, para financiar campañas de Morena en esos estados.
Los informes establecen que dos semanas antes de que el empresario Sergio Carmona Angulo fuera asesinado en una barbería de lujo en el municipio Garza García de Nuevo León, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) por sus siglas en inglés, solicitó al gobierno de México, datos sobre el empresario, luego de que detectaron algunos movimientos inusuales, realizados en varias instituciones bancarias de los Estados Unidos.
De ser cierto, que lo anterior fuera cierto, se convertiría en otro dolor de cabeza del presidente de México y de los líderes de Morena, porque significaría que varios cientos de millones de pesos, fueran utilizados como lavado dinero, para financiar campaña de Morena en las 15 realizadas en México en el 2021.
Unido a lo anterior, hay indicios de que para contrarrestar las investigaciones y el trabajo periodístico de investigación que exhibió al hijo del presidente de México, como beneficiario del tráfico de influencias relacionado con petroleras de Texas, Amlo ha estado atacando, a periodistas como Carmen Aristegui y Carlos Loret, además de la ONG, mexicanos contra la corrupción, acusándolos de ser financiados con dinero proveniente de los Estados Unidos.
Lo real y evidente es que la exhibición de los familiares de Amlo como ligados a actos corruptos, ha generado un desequilibrio emocional en el presidente y de ahí que busque distraer la atención de muchas formas.
Hasta el momento ninguna bomba mediática le ha funcionado y ya tiene una semana en la lona mediática, gracias a las benditas redes sociales, que se han convertido en malditas redes sociales.
Abour.