’ Dios lo puede todo ’


’Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes’.

| | Desde guerrerohabla.com
’ Dios lo puede todo ’
Religión
Febrero 27, 2022 17:15 hrs.
Religión ›
Agencia de noticias Plata Pura › guerrerohabla.com

La Palabra de Dios

Lunes 28 febrero 2022

Primera Lectura
1 Ped 1, 3-9
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su gran misericordia, porque al resucitar a Jesucristo de entre los muertos, nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva, que no puede corromperse ni mancharse y que él nos tiene reservada como herencia en el cielo. Porque ustedes tienen fe en Dios, él los protege con su poder, para que alcancen la salvación que les tiene preparada y que él revelará al final de los tiempos.

Por esta razón, alégrense, aun cuando ahora tengan que sufrir un poco por adversidades de todas clases, a fin de que su fe, sometida a la prueba, sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, el día de la manifestación de Cristo. Porque la fe de ustedes es más preciosa que el oro, y el oro se acrisola por el fuego.

A Cristo Jesús no lo han visto y, sin embargo, lo aman; al creer en él ahora, sin verlo, se llenan de una alegría radiante e indescriptible, seguros de alcanzar la salvación de sus almas, que es la meta de la fe.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 110, 1. 2. 4-5. 9 y 10c
R. (5b) El Señor se acuerda siempre de su alianza.
Quiero alabar a Dios, de corazón,
en las reuniones de los justos.
Grandiosas son las obras del Señor,
y para todo fiel, dignas de estudio. R.
R. El Señor se acuerda siempre de su alianza.
Ha hecho inolvidables sus prodigios.
El Señor es piadoso y es clemente.
Acordándose siempre de su alianza,
él le da de comer al que lo teme. R.
R. El Señor se acuerda siempre de su alianza.
El redimió a su pueblo
y estableció su alianza para siempre.
Dios es santo y terrible
y su gloria perdura eternamente. R.
R. El Señor se acuerda siempre de su alianza.


Aclamación antes del Evangelio
2 Cor 8, 9
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriquecernos con su pobreza.
R. Aleluya.

Evangelio
Mc 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: ’Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?’ Jesús le contestó: ’¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre’.

Entonces él le contestó: ’Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven’’. Jesús lo miró con amor y le dijo: ’Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme’. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: ’¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!’ Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: ’Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios’.

Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: ’Entonces, ¿quién puede salvarse?’ Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: ’Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy
No habéis visto a Jesucristo y lo amáis
Es evidente que no hemos visto a Jesús. Puede que se nos haya hecho presente a los ojos de la fe y este hecho será el nacimiento a una nueva vida, con las raíces hundidas en él, renacidos a una vida de gracia y creciendo en la fe como el sarmiento que brota del pulgar que el podador dejó en la parra, y del que saldrá el fruto.

Y no nos garantiza una vida tranquila y segura, sino que nos anuncia pruebas dolorosas por las que puede que tengamos que pasar, pero, si no perdemos de vista el resultado final, la meta a la que ansiamos llegar y el apoyo que en Cristo tenemos, nada podrá quitarnos la alegría de saber cuál es nuestro destino, hacia donde vamos y esto será suficiente para confiar en quien nos da gratuitamente todo su amor, su infinita misericordia y la esperanza, que la seguridad de saber que nos espera al final del camino, nos proporciona.

Si nuestra confianza sigue anclada firmemente en Cristo resucitado, nada podremos temer. Todo lo tenemos porque se nos ha dado en Cristo. Nada necesitamos fuera de él y con él tenemos todo. Pongamos nuestra fe en la llegada a la meta y llegaremos a alcanzarla, porque el Señor recuerda siempre su alianza, su promesa.

Entonces, ¿quién puede salvarse?
Es un joven, un perfecto judío, quien se acerca Jesús. Cumple fielmente todos los mandamientos desde niño, entra dentro de los estándares de los fieles judíos practicantes, pero no encuentra seguridad en su salvación final. A este joven le preocupa su propia seguridad de salvación. Sabe que cumple todas las normas religiosas desde siempre, pero le falta seguridad, le falta fe. Quiere ’comprar’ la seguridad de la salvación y puede que esté dispuesto a pagar por ella, pero Jesús pide un precio excesivo, ¡le pide todo!

Es realmente difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. No importa el nivel de su riqueza, no es necesario que sea cuantiosa, sino que tengamos el corazón firmemente agarrado a ella y nos cueste compartirla. Los ricos echan en el cepillo del templo grandes cantidades mientras la pobre viuda solamente echa unos céntimos, sin embargo Jesús alabará a esta pobre mujer porque comparte todo lo que tiene, mientras los ricos, prestos a grandes donativos, siempre van a dar lo que les sobra, no lo que necesitan los demás. Tienen su corazón donde está lo importante para sus vidas, y lo importante no son los prójimos, sino los propios bienes, la propia seguridad.

Muchos tenemos una riqueza, puede que muy pequeña, pero que nos impide ser generosos, que nos ata con esas cuerdas invisibles que nos obligan a estar sometidos a ella. Cierto será difícil que nos salvemos por nuestros propios medios o méritos, pero esto lo sabemos todos: no somos nosotros los que nos salvamos, sino Dios quien nos salva. Es él quien nos regala la salvación. Es él quien nos conduce de la mano a su reino, y lo hace gratuitamente y solo nos pide a cambio que confiemos en él, creamos en él y seamos felices. Si vamos asidos a la mano de Dios, si no nos soltamos, viviremos felices porque el Reino de Dios ya estará en nosotros, y la riqueza dejará de tener alguna importancia para nosotros y no nos costará desprendernos de ella.

¿Estamos dispuestos a renunciar a todo, incluso a nosotros mismos, para seguir a Jesús?
D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)

Ver nota completa...

Escríbe al autor

Escribe un comentario directo al autor

’ Dios lo puede todo ’

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.