Esas Instituciones ya estaban pintadas

A Bocajarro

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Cultura
Octubre 01, 2020 09:23 hrs.
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Martín Josué Dircio Chautla › codice21.com.mx

En marzo eran los monumentos, ahora, los cuadros. En vista de que las instituciones no tienen madera para proteger y hacer justicia, y se alarman más por una puerta de madera que por trece asesinadas diarias en México, el mes patrio trae mujeres con más coraje que miedo, es decir; mujeres valientes, pintan a Madero, le recuerdan que México ha estado reeligiendo representantes machistas, misóginos o si les es muy fuerte esos apelativos; representantes insensibles.

Las feministas están haciendo contra-arte, se están echando en contra a artistas y protectores del patrimonio. Aunque sólo ellos faltaban, porque feministas o no, las mujeres ya tienen en contra a las religiones, las familias, la educación, el medio laboral. Ya tienen en contra a sus esposos y novios, hermanos, abuelos, primos, vecinos, profesores, jefes, todo el sistema; el sistema patriarcal.

Y es cierto, no todos los hombres violan y matan, pero sí todos o casi todos los casos de feminicidio y abuso sexual quedan impunes.
En la mañanera el jefe de estado pide que se proteste de otra forma. Según las leyes o el sentido común en una época civilizada sería una denuncia (aunque no hay tal civilización cuando violan, queman y matan a una mujer, una niña), pero qué pasa en el Ministerio Público, revictimizan, te hacen esperar, te ’venden’ al delincuente y apenas sales del lugar te ultiman. O te critican y culpan de ser violada por unos tatuajes…

El jefe de estado pide por Madero, apóstol de la patria. Pero de qué patria hablamos. ¿Una donde el abuso sexual se da mayoritariamente en casa, por la propia familia? AMLO, a Madero no le duele nada, a las víctimas y sus familias sí.

Como dice una importante defensora de las mujeres en Guerrero: al cuadro lo pintaron de colores, pero el machismo ha pintado de gris -y vestido de negro- a miles de vidas.
México es un territorio donde pareciera que el cuerpo de las mujeres es territorio público.

Donde las instituciones que deben proteger, encima de las patadas ya recibidas, dan carpetazos. Se quejan de las pintas y tildan de buenas mujeres a las que limpian los efectos de las protestas.

Teniendo en buen concepto a las mujeres que obedecen, que hacen de servidumbre.
De repente mucha gente defiende a la CNDH, o al menos a su edificio, aunque en el vivir diario violentan hasta con la mirada.

La toma de la CNDH es por el hartazgo de la incompetencia, defender más al victimario, y pues parafraseando a un excandidato a la presidencia de la república: ’que se vayan al diablo sus instituciones’.
Se quejan de los rayones en puertas, bardas y cuadros (puras cosas sin vida) en algunas instituciones. Pero qué creen, algunas instituciones ya están pintadas. Y sólo eso.

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