La tarde de este martes, la violencia que azota al país se manifestó brutalmente en el corazón de Cuauhtémoc, Colima, con la ejecución a balazos de Gabriela Mejía Martínez, una figura central del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el estado. Ex presidenta municipal, regidora en funciones y, recientemente, dirigente estatal del Organismo Nacional de Mujeres Priistas (ONMPRI), Mejía Martínez fue víctima de un ataque directo que también dejó a su hermano gravemente herido.
Los hechos se registraron sobre la calle Javier Mina, en la zona centro del municipio. De acuerdo con los primeros reportes, la política priista y su hermano se desplazaban en un vehículo cuando sujetos armados, a bordo de una motocicleta, se emparejaron y dispararon en repetidas ocasiones, ultimando a la líder tricolor.
Conocida popularmente como Gaby Mejía, la priista se destacó por su activa participación dentro del PRI. Su gestión como presidenta municipal de Cuauhtémoc (2021-2024) fue recordada por el impulso a obras de infraestructura y programas sociales, especialmente en comunidades rurales. Antes de ocupar la presidencia municipal, se desempeñó como Secretaria General del Comité Directivo Municipal del PRI (2016-2019) y, más recientemente, en junio de 2025, asumió el liderazgo estatal del ONMPRI en Colima, consolidando su posición en la estructura del partido. Incluso buscó la reelección en las pasadas elecciones por la coalición PRI-PAN, lo que le permitió formar parte del cuerpo edilicio.
Su liderazgo no solo era institucional; sus compañeros la describen como una "mujer valiente, entregada al servicio del pueblo", que "caminó, escuchó, gestionó, resolvió. Siempre de frente y sin miedo".
El asesinato de Mejía Martínez ha provocado una ola de indignación y condenas. La dirigencia nacional del PRI emitió un enérgico comunicado expresando su "más profundo repudio" por el "cobarde asesinato" y exigiendo a las autoridades estatales y federales "que actúen con firmeza, con rapidez y total transparencia" para investigar a fondo y castigar a los culpables.
Este crimen no es un hecho aislado. Se inscribe en un patrón de violencia política creciente que ha impactado fuertemente al priismo. Según análisis de violencia política, el PRI se ha posicionado como uno de los partidos con mayor número de víctimas, con cifras que, en procesos electorales recientes, lo han ubicado a la cabeza. Por ejemplo, en el proceso electoral de 2017-2018, el PRI registró 12 candidatos asesinados, la cifra más alta por partido en ese periodo, evidenciando el grave riesgo que enfrentan sus cuadros, particularmente en el ámbito local como el de Cuauhtémoc.
La violencia no solo silencia una voz en la regiduría y en la dirigencia de mujeres priistas, sino que agrava el clima de inseguridad en el estado de Colima.