Un hombre de 50 años paseaba en bicicleta por los brezales del norte de Yorkshire, un parque nacional de Inglaterra conocido por sus extensos bosques y brezo morado. En algún momento, al menos una garrapata de patas negras penetró bajo su piel. Cinco días después, empezó a exhibir síntomas habitualmente asociados con una enfermedad viral: fatiga, dolor muscular y fiebre.

Empezó a mejorar, pero a la semana empezó a perder coordinación. Una resonancia magnética reveló que padecía encefalitis, una inflamación del cerebro. Era encefalitis transmitida por garrapata (TBE), una enfermedad que puede ser fatal y que, según los expertos, se está extendiendo a nuevas regiones debido en gran medida al cambio climático.

En los últimos 30 años, la temperatura promedio del Reino Unido ha aumentado en 1 grado Celsius (1,8 Fahrenheit) comparada con la norma histórica. Varios estudios han demostrado que las enfermedades transmitidas por la garrapata se vuelven más frecuentes debido al cambio climático.

La TBE en particular, que es más grave que otras enfermedades transmitidas por garrapata como la borreliosis de Lyme, preocupa a las autoridades de salud pública debido a la rapidez con que ha saltado de un país a otro.
