La lluvia no fue lo único que sorprendió al Valle de México el dia de ayer. Mientras calles y avenidas se convertían en ríos por el colapso del drenaje, en Cuautitlán Izcalli, un cocodrilo de metro y medio de largo deambulaba por la colonia Ampliación Santa Rosa, como si también buscara refugio del diluvio.
El reptil fue avistado en la calle Río Bravo por vecinos que, entre el asombro y el miedo, alertaron a las autoridades. Cámaras del C4 confirmaron su presencia y personal de Protección Civil acudió para capturarlo sin incidentes43dcd9a7-70db-4a1f-b0ae-981daa162054. El animal fue resguardado por la Dirección de Sustentabilidad y Medio Ambiente, en espera de su traslado a un hábitat adecuado. Su origen, hasta ahora, es un misterio.
Este episodio, tan surrealista como preocupante, se sumó al caos provocado por las lluvias en municipios mexiquenses como Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chalco, donde el agua invadió hogares, mercados y hospitales. En la Ciudad de México, alcaldías como Iztapalapa, Tláhuac y Álvaro Obregón activaron alertas por encharcamientos severos, caída de árboles y afectaciones al Metro.
La imagen del cocodrilo caminando entre charcos y banquetas inundadas se volvió viral, símbolo involuntario de una jornada donde la naturaleza —desbordada o desplazada— reclamó su espacio. Algunos vecinos lo tomaron con humor negro: ’Ya solo faltan los hipopótamos’, escribió un usuario en redes. Otros, con preocupación legítima: ’¿Y si hubiera atacado a alguien?’
El hallazgo reavivó sospechas sobre el tráfico ilegal de fauna exótica en zonas urbanas, una problemática que, como las inundaciones, parece ignorada hasta que se vuelve ineludible.
Así, entre tormentas y reptiles, el miércoles dejó una lección incómoda: cuando el entorno se desborda, también lo hacen nuestras omisiones.