Los periodistas Eric Schmitt y Helene Cooper dicen que en los últimos cuatro meses, el Pentágono ha enviado miles de soldados en servicio activo y vehículos de combate blindados Stryker a la frontera con México para enfrentar lo que su Presidente, Donald Trump, declaró el primer día de su mandato como una ’invasión’ de migrantes, cárteles de la droga y contrabandistas. ’Pero eso no es todo. El ejército también ha enviado aviones espía U-2, drones de vigilancia, helicópteros e incluso dos buques de guerra de la Armada para vigilar las fronteras y las costas las 24 horas del día’, dicen.
De acuerdo con The New York Times, esta acumulación de fuerzas subraya ’cómo Trump está rompiendo con la práctica de sus predecesores de limitar la mayoría de los despliegues a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México a un pequeño número de soldados en servicio activo y reservistas. Al final del Gobierno de Joe Biden había en la frontera unos dos mil 500 soldados en servicio activo. Ahora hay unos ocho mil 600’.
El diario recuerda que el Senador Jack Reed, de Rhode Island, el principal demócrata en el Comité de las Fuerzas Armadas, dijo al Senado el 8 de mayo que un batallón de Marines había estado tendiendo kilómetros de alambre de púas por las montañas de California. Las tripulaciones aéreas de la Marina están sobrevolando el desierto con P-8 Poseidons, los aviones de caza submarina más avanzados del mundo. Los dos destructores de la Marina merodean frente a la costa occidental y en el Golfo de México, buscando embarcaciones de migrantes en el agua.
¿Sirve de algo? El gasto, ¿es redituable para Estados Unidos? Varios comandantes y algunos soldados destacados a lo largo de la frontera dijeron a The New York Times que sí. Lo usan como entrenamiento militar. ’Están utilizando muchas de sus habilidades —planificación de rutas, ensayos de misiones, patrullas, vuelos de vigilancia— en el mundo real contra las bandas criminales de contrabandistas y los cárteles mexicanos de la droga, en vez de limitarse a practicar en sus bases de origen o en ejercicios’.
Sin embargo, ’no se vislumbra el final de la misión militar en la frontera, que según el Pentágono ha costado 525 millones de dólares hasta la fecha. Los despliegues siguen creciendo en tamaño, alcance y sofisticación, incluso mientras prosigue el debate sobre los beneficios y los inconvenientes, y el ejército amplía sus autoridades territoriales para ayudar a interceptar a los migrantes’, dice el texto del Times.
’Estos pasos iniciales han proporcionado pruebas a ambas partes del debate sobre la utilidad de enviar fuerzas de combate de primera línea a la frontera: parece que disuaden a los cárteles, hacen la vida algo más difícil a los traficantes de personas y dan a los soldados de infantería, o al menos a las tripulaciones de los Stryker, la oportunidad de perfeccionar algunas habilidades. Pero los costos en dólares y en preparación para el combate a largo plazo siguen sin estar claros’, agrega.Sin Embargo