*EL Antropocentrismo y el Universo

Así pues, hay elementos suficientes para pensar que lo Antrópico, el Antropocéntrismo, es no nada más posible sino la razón de ser del Universo, su único y absoluto propósito. Agregando a esa corriente de pensamiento, está lo que el Físico Paul Davies (físico, profesor en la Universidad Estatal de Arizona, en EEUU, donde dirige el instituto BEYOND: Center for Fundamental Concepts in Science; además de escritor y locutor británico) concluyó en la década de los años 1980s: que la evidencia física a favor del diseño del Universo y de la Tierra, para albergar la vida humana es abrumadora.

Y también es cierto que hoy, ningún Físico o Astrónomo que haya investigado el surgimiento del Cosmos y de la vida en la Tierra, puede negar que el Universo, nuestra Galaxia (la Vía Láctea), y nuestro Sistema Solar poseen señales suficientes como para creer que fueron diseñados exprofeso para la vida humana. Muchas y muchos investigadores han comentado, durante los últimos 70 años, que parecería que el Universo ’sabía’ que estaban por llegar los humanos.

Otro brillante científico, Brandon Carter, Físico teórico y matemático australiano-británico, fue el que acuñó la expresión _’principio antrópico’_ en 1974, y notó la extraña desigualdad de un Universo que dedica 15,000 millones de años ’preparándose’ para la existencia de una criatura que tiene el potencial de sobrevivir a lo sumo 10 millones de años (en forma optimista). Carter formalizó éste enorme desequilibrio entre el tiempo requerido para producir la posibilidad de vida humana y la brevedad de la supervivencia (potencial) de la especie como _’la desigualdad del principio antrópico’._

En respuesta, algunas y algunos investigadores han especulado que la especie humana podría representar una anomalía, una excepción a la regla (ej: una flor tardía o una especie más frágil) entre muchas formas de vida inteligente posibles en otras partes del Cosmos. Sin embargo, Carter y los posteriores Astrofísicos gringos, John Barrow y Frank Tipler, demostraron que la desigualdad existe para cualquier especie inteligente concebible bajo cualquier condición de sustento de vida concebible. O lo que es lo mismo, las posibilidades son iguales para todo el Cosmos, pero sólo aquí, con nosotros, se ha desarrollado la vida, al menos como la entendemos. Pero seguimos con los "finos ajustes". Aproximadamente 15,000 millones de años representan un tiempo de preparación mínimo para la vida avanzada: 11,000 millones para la formación de un sistema planetario estable que tenga las condiciones químicas y físicas adecuadas para la vida primitiva y 4,000 millones más para la preparación del planeta dentro de ese sistema con abundantes capas de los biodepósitos necesarios para la vida inteligente civilizada. Aún éste largo tiempo y convergencia de condiciones ’justo a punto’ reflejan una eficiencia milagrosa. Además, las condiciones físicas y biológicas necesarias para sustentar una especie inteligente-civilizada no duran indefinidamente. Están sujetas a cambios constantes: el Sol sigue aumentando su brillo, el período de rotación de la Tierra se alarga, la actividad tectónica del planeta disminuye y su composición atmosférica varía. En sólo 10 millones de años, o menos, la Tierra perderá su capacidad de sustentar vida humana. En realidad, ésta estimación de la "ventana de tiempo" para la habitabilidad humana puede ser exageradamente optimista. Es muy probablemente que la erupción de una supernova cercana, una perturbación climática, una turbulencia social o ambiental, o la acumulación genética de mutaciones negativas condenarán a la especie humana a la extinción dentro de los próximos veinte mil años.

Éstas cifras demuestran que la desigualdad es extrema. El tiempo de supervivencia para la vida física inteligente-avanzada es de sólo una millonésima del tiempo requerido para producir las condiciones necesarias para su supervivencia.

Puestas así las cosas, en efecto, lo Antrópico es lo más sensato de aceptar como verdad total. Y es muy socorrido ese pensamiento dentro de las y los científicos, pero sobre todo dentro del Cristianismo occidental, anglosajón y de economía de alto consumo.

Si bien es correcto que en ciencias todo es posible, y cierto hasta que se pruebe lo contrario, también cierto es que tiene como columna vertebral *la duda*. Dudamos, cuestionamos, comparamos, comprobamos, contraponemos, evaluamos, revisamos todo... todo... y cuando ello sucede, las inconsistencias nos saltan a la vista, nos hacen quedar estupefactos, nos plantean que lo hasta ayer era dado por certeza absoluta, a la vista de nuevos razonamientos, no lo es... Y ello sólo nos genera más dudas y preguntas que certidumbre y respuestas.

Lo sucedido el 26 de Julio del año 2023, en el Congreso de los EEUU, fue un "terremoto" al edificios del pensamiento Antrópico, al Antropocéntrismo, que no nada más lo daña, sino que no sabemos si lo derribará. Porque saber que no estamos solos en el Universo, que no somos excepcionalmente creados con un propósito "divino", nos arroja a otra era, similar al surgimiento de la Era de Bronce, que dejó al neolítico atrás.

Afirmaciones como las del físico matemático británico, Roger Penrose, de que el extremadamente alto nivel de "ajuste fino" que los Astrónomos y Físicos disciernen sugiere poderosamente un propósito detrás del Universo. Que el diseño esté tan centrado en brindar un hogar para la humanidad implica que una parte significativa, aún central, del propósito para el Universo es antrópico. Pa’ pronto que el Universo fue creado para el beneficio único de la humanidad, dadas las impresionantes capacidades necesarias para crear y diseñar el Universo, al propósito justo para que exista la vida humana. Pues bien, todo ello ha quedado trastocado severamente, tal como ocurrió en la película hollywoodense "Contacto", basada en el libro homónimo del Físico y difusor de las ciencias gringo, Carl Sagan.

Así las cosas, debemos ser analíticos, no alegres porristas de una u otra corriente de pensamiento. Y ello nos lleva a volver a revisar cada planteamiento científico y tecnológico hecho hasta ahora, con mente abierta a toda posibilidad, tanto de ratificar como de aceptar el derrumbe de todo lo que hasta hoy habíamos aceptado como verdad más posible. Y eso significa aceptar la respuesta bíblica de su libro Génesis, para la creación del Universo y del ser humano, como también la posibilidad de aceptar que sólo es un libro de épica fantasía.