EL TIJERETAZO POLÍTICO
Joaquín Bojorges
El 4 de agosto y el 15 de septiembre de 2025 podrían marcar el inicio de una nueva etapa en la historia de las fuerzas policiales mexicanas. Bajo el lema de ’revolución policial’, agentes de los tres órdenes de gobierno —municipales, estatales y federales— han convocado a un paro nacional inédito. Los motivos son profundos y revelan fracturas estructurales en el sistema de seguridad pública.
¿Qué está pasando?
Las denuncias van más allá del descontento laboral. Se acusa al Estado mexicano de tratar a los policías como servidores de segunda clase: mal pagados, sin equipo, sin reconocimiento, y sin garantías mínimas de bienestar. A diferencia de las fuerzas armadas, los policías no cuentan con retiro a los 25 años ni reciben salarios que permitan una vida digna.
En la Ciudad de México, se ha documentado el cierre parcial de agencias del Ministerio Público y un clima interno tenso en la Policía de Investigación. La asignación discrecional de plazas y ascensos ha detonado denuncias de corrupción, tráfico de influencias y humillaciones a agentes con más de una década de trayectoria.
Cuales son las demandas principales?
- Aumento salarial del 50%
- Jubilación a los 25 años de servicio
- Ascensos automáticos por antigüedad
- Tres periodos vacacionales al año
- Eliminar el arresto como sanción disciplinaria
- Profesionalización con cursos presenciales
- Transparencia en concursos de ascenso y asignación de plazas
Estas exigencias, dicen los convocantes, buscan dignificar una labor que se ha vuelto insostenible en medio de la violencia, la marginación institucional y el uso político de la seguridad.
Los colectivos tambien hacen una denuncia política a través de las "benditas redes sociales" esta columna también recoge una acusación frontal contra el partido en el poder, MORENA, por presunta complicidad con grupos criminales, discriminación hacia los cuerpos policiacos, y corrupción en los procesos de mando y ascenso. Señalamientos que, de confirmarse, podrían tener implicaciones graves para la credibilidad institucional y el equilibrio de poderes.
Más que un enfrentamiento, el llamado de la Red Nacional de Policías y otros colectivos es una exigencia por justicia laboral, equidad en el sistema de seguridad y transparencia. Lo que está en juego no es solo el futuro de los policías: es la estabilidad de los territorios, la legitimidad de las instituciones y la posibilidad de reformar un modelo que ha ignorado durante décadas a sus propios guardianes.