En la actualidad, el periodismo enfrenta un desafío sin precedentes. La irrupción de las redes sociales y la inmediatez de la información han cambiado la forma en que se consume y se produce la noticia. Sin embargo, este cambio no ha sido beneficioso para todos los periodistas.
Los comunicadores cercanos al poder han sido desplazados y reemplazados por nuevas figuras políticas, como las que se han alzado en la 4T. Estos nuevos actores han logrado captar la atención del público y han relegado a los periodistas tradicionales a un segundo plano.
Pero no solo los medios cercanos al poder han sido afectados. El comunicador "a pie", aquel que se esfuerza por llevar la nota diaria a la cabecera del país, también ha sido olvidado. Estos periodistas han sido utilizados para difundir información y luego han sido descartados cuando ya no son necesarios.
La pregunta es: ¿qué ha pasado con el periodismo en este nuevo escenario? ¿Ha perdido su valor y su importancia en la sociedad? La respuesta es compleja, pero es claro que el periodismo necesita reinventarse y encontrar su lugar en este nuevo entorno.
*La lucha por la relevancia*
Los periodistas deben adaptarse a este nuevo escenario y encontrar formas de mantener su relevancia. Esto implica ser más críticos, más independientes y más creativos en su trabajo. También implica reconocer que la información ya no es un bien escaso y que la atención del público es un recurso valioso.
*El futuro del periodismo*
En este contexto, es importante preguntarse qué tipo de periodismo queremos para el futuro. ¿Un periodismo que se limite a repetir las declaraciones de los poderosos o un periodismo que busque la verdad y la justicia? La respuesta es clara: necesitamos un periodismo que sea crítico, independiente y comprometido con la verdad.
Solo así podremos garantizar que el periodismo siga siendo un pilar fundamental de la democracia y que los ciudadanos puedan estar informados y participar activamente en la vida pública.