La Venus de los perversos. Capítulo XXI


Cortesanas honestas y cortesanas de fuego, ’Tariffa delle Puttane’

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La Venus de los perversos. Capítulo XXI
Literatura
Octubre 13, 2021 12:35 hrs.
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Magda Bello. Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2018 › Líderes Políticos

La Venus de los perversos. Capítulo XXI

Cortesanas honestas y cortesanas de fuego, ’Tariffa delle Puttane’

Por: Magda Bello

Isla Burano 1591

Oletea Pazzi reconocía los demonios en un parpadeo, no en vano su talento reposaba a orillas del averno, danzando de celda en celda, escalando mazmorras de sapiencia descubriendo así un Nuevo Mundo. Precisó despedir la entalcada mañana cuando recibió un recado de Madame Bridgette: Presentarse lo breve posible a su residencia.

Pazzi sabía que el encuentro no sería provechoso, recordar rencores de su niñez era bajar a los círculos dantescos familiares. Indispuesta a soportar el mal genio de la que un día fuese amante de su padre, preparó embestidas objeciones.



— ¿Sabe Ubaldo tus comidas de besos con su amigo Atilio? No cabe duda que estás entre el amor de dos hombres y tu lírica aprisiona a los incautos, no dudo, es notable tu legado, me recuerdas a la poeta Franco con ese enclenque cuerpecillo vestido de inmortalidad–
Madame no disimulaba sus antiguos celos entre cortesanas, y temía descubrieran su amor por Atilio, el que con argucias espiaba mi paseo a diario.
—Tus palabras no me halagan querida Madame, esclarezco, no elegí a dos hombres, ambos me eligieron, ¿superlativo no cree, carísima señora? -
—No mientas Oletea, el carnaval de máscaras desnuda a convidados, mis criados te siguieron por los jardines, murmuran que gemías como yegua en bramadero. ¡Es notorio! te revuelcas con ambos.- Me acusaba sin compasión.
—¿Cómo se atreve a mentir?, amo a un sólo hombre y se llama Ubaldo, él me ama, a usted la aborrece el pueblo, finge ser descendiente de nobles y banqueros, ¡gran dama!, y se avergüenza ser hija de provenzales y antigua cortesana.

— Qué importa lo que diga el pueblo, si el clero y el ducado juegan a mi favor. - respondió furiosa echando a Oletea fuera de su Chateu.



Oletea salió de Burano rumbo al Rialto lo más rápido que pudo, el barquero la esperaba en aquel pequeño puerto. Ansiosa no contuvo sus lágrimas recordando a voces cuando de niña conoció a Madame Bridgette.

Los carnavales culminaban en el Martedí Grasso un día antes del miércoles de Cenizas, aristócratas de toda Europa acudían a derrochar sus fortunas, era la época en que Venecia sostenía rivalidad con Génova, donde ostentaba su poderío comercial. Las deudas de mi padre empeoraban, y su poca templanza provocaron su muerte cuando sostenía relaciones con una joven provenzal del sur del Francia, la convivencia entre él y mi madre fue devastadora, su hundimiento económico lo arrastró por el cause de las depresiones, gastando lo poco que nos quedaba con Madame Bridgette conocida en el barrio San Polo como cortesana de fuego, ella no tenía los mismos derechos que una cortesana honesta, educadas en universidades francesas, como lo era la poetisa Verónica Franco. Mi madre confesó que la ruina de mi padre se debía en parte a altas tarifas que cobraban las meretrices. La influencia de mi padre dio notoriedad a Madame dejando ella atrás su disoluta vida bajo el puente Rialto, albergues y tabernas. Al poco tiempo mi padre se enamoró perdidamente de otra cortesana, las que llamaban honestas, por ser cultas, estudiadas en Ciencias humanas en la Universidad de Bolonia, Italia, todo, pagado por mi padre que como amante y consejero, en matrimonio arreglado la casó con su amigo Paolo Panizza, así la tendría cerca, para él, cuando nos visitaban los domingos, ella nos recitaba poemas a mi madre y hermanas, ese matrimonio fue un verdadero infierno, ella decidió librarse de aquel borracho pendenciero; reclamó su dote y se separó.



El precio de las cortesanas honestas aumentó de dos escudos por noche “Tariffa delle Puttane”, un registro donde se detallaban los nombres de cientos de cortesanas de mayor prestigio en Venecia. Verónica Franco fue una mujer inteligente y amaba la música, la interpretaba en el laúd y la espineta; versada en literatura de los clásicos, buscó su propio mecenas junto a Madame Bridgette frecuentando los círculos literarios más prestigiosos, se codeaban con eruditos, políticos, participando en discusiones, debates donde expresaban sus opiniones e intereses culturales. Incluso solicitaban sus servicios con motivo de la visita de Enrique de Valois, actual rey de Polonia, futuro rey de Francia.

Se cuenta que tuvo mucho que ver con las alianzas políticas de gran envergadura. Entre sus amistades estaba el poeta Doménico Venier, que al morir mi padre no solo protegió a Verónica Franco sino también le patrocinó su primer libro de poemas “Rima Terze” esto le abrió las puertas al mundo de las artes, su obra causó revolución dentro del pueblo, huyendo y enfrentándose ante el Tribunal de la Santa Inquisición, celebraron el juicio, apenas era una niña y admiraba en silencio a la poeta Franco, dicen que ella defendió su dignidad, quedando libre de los cargos, según se cree Madame Bridgette fue la responsable de esa revuelta en contra de su propia amiga, esto por envidias y celos. Verónica Franco apareció con mayor fuerza con su segundo volumen “Cartas escritas en la juventud” eran cincuenta cartas en tono proverbiales, desafiando la hipocresía y la intolerancia, defendió su derecho a protestar y denunciaba los maltratos físicos al que eran sometidas las cortesanas honestas y cortesanas de fuego, su poesía estaba repleta de erotismo, en cada encuentro con sus amantes leía sus versos.



Durante la peste que asoló la ciudad, Franco se vio obligada a salir de Venecia, los saqueadores usurparon gran parte de sus riquezas, a su regreso fue acusada por Ridolfo Vannitelli, amante de Madame y obligada a presentarse nuevamente ante el Tribunal de la Santa Inquisición con una acusación de brujería, Vannitelli sostenía que Verónica pactaba con el demonio, embrujando a hombres influyentes que se enamorasen de ella, así como también permitir jugasen fuertes sumas de dinero, descuidar los sacramentos, comer en su casa carnes en días prohibidos. Un 8 de octubre se celebró su juicio, gracias al testimonio de la nobleza veneciana y a su brillantez defensa, Verónica salió absuelta. En ese mismo año la poetisa Franco propone al Consejo Municipal la edificación de una Casa de Acogida para mujeres indigentes, que no resulta aprobada. Pero poco duró su buena suerte, su protector Doménico Venier murió y quedó sin ayuda financiera, su destino fue incierto frente a su malévola amiga Madame Bridgette, quien la abandonó cuando más la necesitaba, una tarde de julio, después de veinte días de intensa fiebre, Franco muere aquí en Venecia.

Verónica Franco representaba a la mujer fuerte que se entrena, se arma y convence, sin dejar de lado las espinas en los rosales, penetrante y letal, que con rostro suave y dulce defendía la autonomía de su cuerpo “Pobre sexo de tan mala fortuna, siempre en peligro, pues siempre está sometido y carente de libertad" no sólo la amó mi padre, sino también la admirábamos mis hermanas y yo por encima del gran amor de nuestra madre.


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