Palabras Mayores

¿Para qué quiere poner Astudillo a Alejandro

¿Para qué quiere poner Astudillo a Alejandro
Periodismo
Enero 18, 2022 00:07 hrs.
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Por Jorge Romero Rendón › guerrerohabla.com



¿Bravo en el PRI? ¿Quiere ser senador en 2024?


Ahora que se acerca la fecha para renovar a la dirigencia estatal del PRI, queda claro que para algunos ese partido no sirve ya nada más que como escalón para hacer el juego a sus ambiciones personales.
Después de las derrotas electorales del 2018 y 2021, quienes tienen el mando priista no se han ocupado de hacer más competitivo a su partido ni de impulsar un movimiento de masas para hacer realidad un proyecto social, sino de utilizarlo para obtener algún nuevo cargo y para negociar sus intereses particulares con el todopoderoso Morena.
De ahí que ahora muchos se preguntan si la jugada del exgobernador Héctor Astudillo Flores es impulsar la precampaña de su exempleado Alejandro Bravo Abarca –sin experiencia política, multimillonario y exjefe de la Oficina del Gobernador 2015-2021-, para convertirlo en el próximo presidente del CDE del tricolor para regresar a la política activa, nada menos que para ser candidato a senador en el 2024.
Es curiosa esa tentación de los exgobernadores de Guerrero, no sólo de obtener diputaciones y senadurías –como hizo René Juárez y como ha querido Ángel Aguirre y ahora Astudillo-, sino de convertirse en los meros mandones –caciques los llaman- en el ámbito de sus partidos, para seguir influyendo en la política estatal, para decidir la asignación de candidaturas, y para practicar el deporte de moda, que es negociar con dirigentes y gobernantes de Morena -incluyendo al presidente AMLO- para hacer negocios, obtener concesiones y promover a su gente a cargos en gobiernos morenistas…
La competencia está servida…
El que parece querer oponerse en seria pelea al proyecto astudillista es el joven Ricardo Taja Ramírez, dos veces excandidato a alcalde de Acapulco, anteriormente muy cercano a Astudillo, para lo que propone una elección directa de las bases, con lo que piensa poder ganar la dirigencia estatal.
Muy alejado de esas cuitas está el excandidato a gobernador de la coalición PRI-PRD, Mario Moreno Arcos, quien ha recorrido de nuevo todo el estado recabando apoyos de los verdaderos priistas de a pie y de liderazgos regionales y tradicionales, luego de haber obtenido más de medio millón de votos en la elección de junio pasado, la más alta recibida por un candidato tricolor.
Eso convierte a Mario en el candidato natural para dirigir al PRI y reanimarlo, pues quienes han tenido el control de ese partido durante los últimos meses le han apostado a mantener inmóvil a su militancia y a pactar en su nombre beneficios personales a cambio de no hacer ruido y levantar el dedo en las votaciones legislativas para apoyar proyectos de Morena.
Mario se ha mantenido al margen de cualquier polémica, siempre prudente pero eficaz en el logro de sus objetivos, a pesar de los egoísmos, de los intereses inconfesables y hasta de las traiciones de algunos de sus correligionarios.
Pero lo que resulta claro es que los proyectos personales de Astudillo –que ya ha sido varias veces diputado local y federal, alcalde de Chilpancingo, senador, gobernador y dirigente del PRI- no deberían ser un factor de división al interior de su partido, sobre todo porque ya ha tenido toda clase de cargos y debería dejar abierto el espacio a quienes tienen merecimientos suficientes en lugar de dar rienda suelta a su nostalgia de poder, dado que siempre se mostró como un político institucional.
Porque en los hechos, Astudillo estaría impidiendo el desarrollo de su partido al mantenerlo sujeto a su control, voluntad e intereses, y al agandallarse la candidatura a senador en el 2024, cuando el candidato natural es Mario Moreno, e incluso el actual senador Manuel Añorve podría reelegirse dado su excelente papel legislativo.
Por lo pronto, lo que ya se ve es que el exgobernador querrá usar como moneda de cambio para imponer a Alejandro Bravo en el PRI y al él mismo en la senaduría, la designación de las candidaturas a alcaldes, diputados locales y federales como promesa para ese mismo 2024, para que el astudillismo siga siendo el único movimiento político heredero de lo que fue alguna vez el PRI. Combinando ese proceso con las negociaciones con Morena y lograr que todo se decida con una nueva alianza PRIMOR en la política de Guerrero.
De locura ¿no…?

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