Para este año México registró un mayor calentamiento, encontrándose por encima de la media a nivel mundial; a nivel nacional tiene 1448 municipios en estado muy vulnerable por esa situación, de acuerdo con el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PICC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Francisco Estrada Porrúa.
’México tiene un calentamiento mucho más rápido que el promedio del planeta: 1.2 [°C] global contra un 1.68 [°C] en México. Entonces nosotros vamos a enfrentar retos mucho más pronto’, advierte el doctor Francisco Estrada Porrúa.
En entrevista para Contralínea, el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PICC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que eso también conlleva un problema en la economía, porque cualquier expresión del cambio climático –tormentas, huracanes, sequías, etcétera– causa estragos económicos.
’Todos los impactos de cambio climático durante este siglo equivaldrían a que perdiéramos entre el 85 por ciento y cinco veces el PIB; es decir, vamos a perder un mundo de posibilidades de desarrollo’, y esto ’es una subestimación con toda seguridad porque, por ejemplo, tenemos muchos problemas en evaluar pérdida de biodiversidad o cosas que no tienen mercado’.
Se estima que cada desastre natural que ha vivido México entre 2000 y 2022 ha costado más de 600 mil millones de pesos. La mayoría de éstos se ha relacionado con el cambio climático, cuyos impactos no se limitan al aumento de 1.68°C de temperatura respecto al promedio del siglo anterior, sino también a un incremento de lluvias en el centro y sur del país, y disminución en el norte; sequías que provocan pérdidas agrícolas; así como casi la mitad de sus acuíferos con poca disponibilidad de agua. Por tanto, casi el 60 por ciento de los municipios del país tiene al menos una alta y muy alta vulnerabilidad a la variación climática. Ello, ante una tendencia de inacción y altas emisiones de gases de efecto invernadero.
El doctor Estrada Porrúa lo señala sin ambages: México es ’enormemente vulnerable’ al cambio climático. El INECC define la vulnerabilidad como ’el grado en que los sistemas pueden verse afectados adversamente por el cambio climático, dependiendo de si éstos son capaces o incapaces de afrontar los impactos negativos’. Esto ’no sólo depende de las condiciones climáticas adversas, sino también de la capacidad de la sociedad de anticiparse, enfrentar, resistir y recuperarse de un determinado impacto’.
La vulnerabilidad del país tiene que ver con sus características geográficas: los kilómetros de costas, las zonas tropicales y subtropicales, la exposición al cambio de corrientes marinas, explica Hugo Delgado Granados, doctor en ciencias por la Universidad de Tohoku, Japón.
Para Javier Aldeco Ramírez, doctor en oceanografía física por la UNAM, los hechos que han ocurrido en el país tienen tales efectos negativos por ’la irresponsabilidad de la sociedad de establecerse en entornos que son peligrosos, vulnerables’, como tener casas cerca de playas o ríos, muchas veces permitido por las autoridades. Además de haber una ’falta de visión, de creencia, en los trabajos científicos, [y] académicos’.
Con base en ese concepto, el Instituto ineec ha elaborado un estudio sobre los municipios vulnerables en México, y señala que 1448 municipios (58.6 por ciento de los 2 mil 446) a nivel nacional tienen al menos una ’muy alta y alta vulnerabilidad actual para por lo menos una de las seis vulnerabilidades específicas’, así como un ’aumento de vulnerabilidad a futuro para al menos una de las vulnerabilidades’. 273 municipios tienen tres vulnerabilidades altas y muy altas, y dos a futuro. Y 83 tienen cuatro o más vulnerabilidades altas o muy altas, y dos o más a futuro.
Los desastres naturales de 2000 a 2022 han costado al país 608 mil 373 millones de pesos, de acuerdo con datos del Cenapred. Esto es más de dos veces y medio el presupuesto total de ’recursos para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático’ asignados para 2024 en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2024.
Y en los años 2010 y 2017 se registraron los mayores gastos, con 92 mil 372 millones y 88 mil 440 millones de pesos, respectivamente. En 2010 los impactos fueron ocasionados por los huracanes Alex, Karl y Matthew. En 2017 los sismos del 7 y 19 de septiembre fueron la causa. En 2022 ’el huracán Agatha, las intensas lluvias y el sismo del 19 de septiembre fueron los más devastadores.’
El 2022 tuvo daños y pérdidas equivalentes a 16 mil millones de pesos, ’esto refleja un aumento del 8 por ciento con respecto al año anterior y equivale a 0.1 por ciento del PIB de 2022’.
Todo esto en ’570 acontecimientos distintos cuantificados en este año que implica una disminución de incidentes en 7 por ciento respecto de 2021 […] los desastres de origen hidrometeorológico [25 por ciento] y geológico [1 por ciento] fueron los que provocaron mayor destrucción en viviendas, escuelas y hospitales’, continúa el informe.
A su vez, los diferentes desastres tomaron la vida de 496 personas, 16 por ciento menos que en 2021, pero que ubica al año 2022 como el décimo año con más defunciones. En la distribución, ’los fenómenos socio organizativos causaron 278 muertes’, 56 por ciento del total. Este tipo de hechos se definen como una ’calamidad generada por motivo de errores humanos o acciones premeditadas que se dan en el marco de grandes concentraciones o movimientos masivos de población’, según Cenapred y Protección Civil.
En segundo lugar de desastres que causaron defunciones se encuentran los hidrometeorológicos con 123, es decir, 25 por ciento de todas. Los datos desagregados indican que 68 por ciento de las personas fallecidas fueron ’catalogadas como sexo desconocido’. Quienes sí fueron identificados e identificadas fueron 24 por ciento de hombres y 8 por ciento de mujeres. Otro dato alarmante es que el 63 por ciento de los hechos fatídicos se ubicaron en cuatro estados: Baja California (26), Chihuahua (25), Sonora (18) y Oaxaca (13).
Sólo con los datos de fallecimientos por desastres naturales, Cenapred subraya que ’las temperaturas extremas ocuparon el primer sitio con 32 por ciento defunciones’, seguido de las lluvias e inundaciones –como se mencionó anteriormente– con un 26 por ciento, bajas temperaturas con 22 por ciento, ciclones tropicales con 9 por ciento, fuertes vientos (4 por ciento), procesos de remoción de masas (3 por ciento), sismos (2 por ciento) y tormentas severas (2 por ciento).
En el ámbito económico, ’valorados a costo de reposición, según el valor de mercado, los ciclones tropicales sumaron cerca de 8 mil 532 millones de pesos en costos, las lluvias e inundaciones equivalieron a 4 mil 963 pesos, los sismos mil 810 millones de pesos. En conjunto, los desastres de origen natural agruparon 26 por ciento de las defunciones totales y 92 por ciento de daños y pérdidas’. Todo con datos de 2022.
Al igual que la caída de una pequeña ficha de dominó puede ocasionar el desplome de un mayor número de éstas, el aumento de temperaturas es un factor que trae consigo una serie de consecuencias para el planeta. Por ejemplo, las inundaciones. Cuanto más caliente es el planeta, hay más humedad ’y los vientos mandan esa humedad a las zonas continentales’, explica Antonio Zoilo Márquez García, doctor en ciencias del mar por la UNAM.
Agrega que esto ocasiona mucha lluvia en las zonas costeras (Tabasco, Chiapas, Guerrero, Oaxaca). Pero la lluvia queda ahí, ya no pasa ’hacia el centro del país. Entonces vamos a tener esas lluvias extremas con muchas inundaciones […]. No nos preocupa que lleguen [las lluvias], sino la cantidad de agua que llega en dos, tres horas’.
Según el Atlas de vulnerabilidad en México, publicado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) en 2019, ’las inundaciones generan el mayor número de devastaciones y pérdidas económicas a nivel global’.
Tan sólo el año pasado, las lluvias e inundaciones sumaron 4 mil 963 millones de pesos en daños y causaron la muerte de 34 personas, de acuerdo con el recién publicado informe de Impactos socioeconómicos de desastres en México 2022, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).Darren García | CONTRALÍNEA