Mirador
Armando FUENTES AGUIRRE
Lo digo porque este año está más primaveral que nunca.
Irrumpió en mi jardín con un tropel de flores como para poner una florería: rosas, geranios, margaritas, plúmbagos, alcatraces, belenes, nomeolvides, y esta enredadera de voluptuoso nombre, jazmín de Arabia, cuyas florecillas blancas perfuman media ciudad, y con viento favorable toda.
Me alegra ver este glorioso Technicolor de cálices y pétalos. Tiene los mil colores de la vida, desde el blanco de la inocencia hasta el rojo de la sensualidad. Se diría que por aquí pasó un arco iris y se enredó en las tapias del jardín.
Por la mañana le doy los buenos días a la asamblea floral, y a la caída de la tarde me despido de ella. En la noche, a través de la ventana abierta, sueño el aroma del huele de noche.
Mi jardín es pequeño, y sin embargo en él cabe el milagro de la belleza. Cada brizna de hierba es un prodigio; cada hoja de árbol una maravilla.
Sentiría yo este encierro de no ser porque en mi jardín tengo todo el universo.
¡Hasta mañana!...